BELCHITE, regreso al pasado…

BELCHITE, regreso al pasado…

8 noviembre, 2014 0 Por Juan Carlos

Me atrevería a decir que pocos lugares pueden encontrarse en el mundo como Belchite, un lugar en el que es posible viajar al pasado tan solo atravesando un arco de ladrillo, para visitar el pueblo que quedó estancado en el tiempo en el año 1938.

Belchite fue un pueblo próspero, uno de los más importantes de la comunidad Aragonesa. Lo demuestran las ruinas hoy conservadas de las iglesias de San Martín y San Agustín, de San Juan, el Convento de San Rafael, el Seminario, la Ermita de la Virgen del Pueyo, el Torreón del Reloj e. t. c…

Todas estas ruinas fueron testigos y son el legado de un pasado turbulento, tanto que Belchite ha sido históricamente escenario de numerosos episodios bélicos, el último, el que le condenó a permanecer estancado en el tiempo quizá con el objetivo de mostrar al mundo y a todo el que quiera estremecerse paseando por sus estrechas callejuelas, que los enfrentamientos y las guerras solo producen dolor, muerte y destrucción…

Durante la guerra de la independencia en Junio de 1808, Palafox salió de Zaragoza y se asentó en Belchite en busca de nuevas fuerzas con el objetivo de presentar nuevos frentes de guerra al ejército Francés. Pocos días después tuvo lugar la batalla donde los ejércitos españoles serían nuevamente derrotados.

En 1838 dentro de una línea de avance Carlista al mando de Juan Cabañero Esponera, se produjo una nueva batalla en Belchite.

El episodio bélico más importante y a la vez más devastador fue el de la Guerra Civil Española. En Junio de 1937 el ejército republicano inició una serie de ofensivas con la intención de hacerse con el mando de Zaragoza y evitar la caída de Bilbao. Dicha ofensiva comenzó el 24 de Agosto y finalizó el 6 de Septiembre con la ocupación por parte de los republicanos.

Un segundo episodio tuvo lugar en Belchite en 1938 cuando el ejército nacional pasó a la ofensiva para conquistar el frente de Aragón dentro de una operación para aislar el reducto republicano catalán. La desproporción de las fuerzas fue tal que entre el 9 y el 11 de Marzo las fuerzas republicanas fueron arrolladas dejando el pueblo totalmente desolado y en ruinas.

Las ruinas de Belchite son visitadas cada año por decenas de miles de personas, unas  buscando reencontrarse con el pasado, otras queriendo disfrutar de un paisaje que, aunque desolador, no deja de ser extraordinario para el ojo humano, y las que más, se acercan hasta este lugar en busca de experiencias más espirituales o paranormales pues, Belchite es hoy en día, germen de multitud de leyendas de lo más insólito.

Contacto con espiritus, psicofonias, fantasmas, ovnis, rituales de todo tipo y la famosa aparición del niño del campanario son ejemplos de lo que mueve a mucha gente a visitar Belchite, incluso a pasar la noche en este lugar. Mi visita no tenía nada de particular, si bien encuentro un aliciente especial en los lugares con misterio, en este particular, mi intención no pasaba de conocer este tan conocido pueblo de leyendas y he de decir, que me lleve una gran sorpresa. Su paisaje no defrauda y recorrer sus estrechas calles llenas de ruina hacen que enseguida te embargue una sensación de escalofrío, pues todo lo que te rodea, es símbolo de barbarie y de muerte. Muchas son las personas que perdieron la vida sobre las ruinas del pueblo y sus alrededores, que desde su episodio más trágico, permanece intacto.

Pasear por este lugar que invita a la reflexión debería ser un ejercicio obligatorio para muchos, aquellos que promueven y ensalzan la violencia, las guerras. Quizá hasta sea cierto que los espíritus de los que aquí perecieron intenten contactar y hacernos la advertencia de que no merece la pena, tanto dolor, tanta angustia, tanta barbarie para saciar los caprichos de unos pocos. Y si hay alguien que crea que esto es necesario, que merece la pena, que sea él, el que se ponga a tiro, el que se juegue la vida, que sea a el al que le arrebaten su vida de un plumazo. Y que sea él también el que desde el otro lado intente contactar para contarnos que perdió lo más valioso que tenía, para ganarse la soledad eterna. Esta es mi reflexión sobre lo que me inspiró pasear por estos pagos.

Llegar es bastante fácil, basta con coger desde cualquiera de las vías que nos llevan a Zaragoza y desviarnos en la A-220 o en la A-222 que nos llevan directamente hasta el pueblo.

La visita a Belchite no defrauda y recomiendo a todo aquel que quiera conocer el pueblo que no deje pasar la oportunidad de acercarse a este lugar pues aún teniendo que realizar un largo viaje, seguramente el esfuerzo tendrá la recompensa deseada. Hoy en día el acceso a las ruinas no es libre y hay que pagar por hacer la visita de forma guiada, donde se ofrece además, el poder hacer la ruta nocturna para los que buscan una experiencia más esotérica.

Inscripción que Natalio Baquero dejó antes de abandonar definitivamente el pueblo:

“Pueblo viejo de Belchite, ya no te rondan zagales,

ya no se oirán las jotas que cantaban nuestros padres”