TRASMOZ, entre brujería y maldición…

TRASMOZ, entre brujería y maldición…

8 octubre, 2022 3 Por Juan Carlos

Sabía que no iba a disponer de mucho tiempo aquel día, pero no quería dejar pasar la oportunidad de visitar el que es, a día de hoy, el único pueblo excomulgado de España. Era Semana Santa del 2021 y yo quise dedicar mi tiempo de penitencia a recorrer lugares malditos. Así es como en una ruta programada para visitar dos lugares encantados de la provincia de Soria, se me ocurrió que podía hacer una rápida visita a este pueblo zaragozano y aunque eso me costó desviarme un par de horas de la ruta marcada, mereció la pena.  En la fugaz visita que hice a Trasmoz, pude constatar no solo que la brujería está muy presente en este pueblo, si no que han hecho de ello un reclamo turístico en toda regla.

 

Trasmoz es un municipio de la provincia de Zaragoza de tan solo un centenar de habitantes, que forma parte de la comarca del Tarazona y el Moncayo y que dista de la capital unos 80 kms. Su nombre aparece por primera vez en la Carta Puebla de la Vera del Moncayo de 1368 tal y como se llama hoy “Trasmoz”, aunque unos años más tarde figura en el Libro Chantre como “Trasmoç”, aunque fonéticamente se pronunciaban igual. Según Manuel Gargallo Sanjoaquín su etimología debería buscarse en el nombre Trasmontes, lo que vendría de su localización geográfica, ya que el pueblo está rodeado por montes por el este y por el oeste. Con el paso del tiempo, del nombre Trasmontes  perdió la primera vocal postónica, y luego el grupo «ts» se convirtió en «z», como ocurre a menudo en el habla aragonesa.

 

Trasmoz es el único pueblo español oficialmente excomulgado y maldecido por la iglesia católica, cuya excomunión continúa vigente, algo que solo puede revocar el Papa y que a sus habitantes no solo no parece importarles mucho, sino que han sabido sacar partido de ello.

 

Trasmoz fue una comunidad próspera y un poderoso feudo desde que en el Siglo XII se fundase el Señorío de Trasmoz. El lugar estaba lleno de minas de hierro y plata y vastas reservas de madera y agua. También era territorio laico, lo que significaba que no pertenecía al dominio circundante de la Iglesia y por real decreto, no tenía que pagar cuotas o impuestos al cercano y poderoso monasterio de Veruela, hecho que enfureció a la Iglesia. Cuando el rumor de que Trasmoz era un refugio de brujería comenzó a extenderse más allá de los límites del pueblo, el abad de Veruela, Andrés de Tudela, aprovechó su oportunidad para castigar a la población solicitando al arzobispo de Tarazona, la ciudad cercana más grande, que excomulgara a todo el pueblo. Esto significaba que no se les permitía confesarse ni tomar los santos sacramentos en la iglesia católica. La rica comunidad de Trasmoz, una mezcla de judíos, cristianos y árabes, no mostró su arrepentimiento,  que era la unica forma de que el abad pudiera anular la excomunión.

En 1511, es decir, 256 años después de aquel episodio, la relación entre el pueblo y el cenobio llegó a un punto crítico cuando el monasterio comenzó a desviar agua del pueblo en lugar de pagarla. En respuesta, Pedro Manuel Ximénez de Urrea (Señor de Trasmoz) se alzó en armas contra el monasterio. Pero antes de que estallara una guerra abierta, el rey Fernando II de Aragón abordó el asunto y decidió que las acciones del Señor de Trasmoz estaban justificadas.

Fue entonces cuando el Abad de la comunidad, con el permiso explícito del papa Julio II, decide lanzar una maldición sobre el Señor de Trasmoz, sus descendientes y toda la aldea en general, convirtiendo así, a este pequeño pueblo, en un pueblo maldito. De hecho, es el único pueblo de la Península -que se tenga constancia-  que realmente ha sido maldecido.

Para hacer más efectivo el sortilegio, el abad cubrió el crucifijo del altar con un paño de color negro y despues entonó el Salmo 108 de la Biblia, la herramienta más poderosa que posee la Iglesia para pronunciar una maldición. Al mismo tiempo, acompañaba la letanía haciendo sonar una campana.  El Abad alegó que no le había quedado otro remedio ya que Pedro Manuel y la gente de Trasmoz habían sido cegados por la brujería, y como la maldición fue sancionada por el Papa, solo un Papa tiene el poder de levantarla, cosa que de momento no ha sucedido.

Los años que siguieron fueron de declive para Trasmoz, dando la sensación de que la maldición hubiera surtido su efecto. El castillo se quemó hasta los cimientos en 1520 y sobre la década de 1530 quedó abandonado tras otro incendio en la torre del homenaje  permaneciendo en ruinas durante siglos.

Así, la historia de Trasmoz ha estado envuelta siempre en un halo de misterio ya que las leyendas y la memoria popular hablan de aquelarres y nocturnos conciliábulos en el interior de su castillo, lugar de reunión de las brujas de la zona. De hecho, tal y como refiere la leyenda, su castillo fue levantado en una noche gracias al hechizo de un nigromante:

-Cuenta la leyenda que en tiempo de los moros, pasó el rey cerca de Trasmoz, y viendo que su colina ofrecía gran seguridad para hacer un lugar fuerte e inexpugnable, de grande utilidad por encontrarse próximo a la raya fronteriza, exclamó volviéndose a los que iban en su seguimiento y tendiendo la mano en dirección a la cumbre:

De buena gana tendría allí un castillo.

Escuchó aquellas palabras un pobre viejo que caminaba ayudándose de un báculo y aproximándose al rey le dijo:

-Si me le dais en alcaidía perpetua, yo me comprometo a llevaros mañana a vuestro palacio sus llaves de oro.

Riose el rey a carcajadas y de buena gracia arrojó al viejo una moneda de plata a modo de limosna, al mismo tiempo que emprendió de nuevo su viaje.

Tomad esa moneda para que compréis unas cebollas y un pedazo de pan con que desayunaros, señor alcaide de la improvisada fortaleza de Trasmoz, y dejadnos en paz proseguir nuestro camino. dijo el rey.

-¿Luego, me confirmáis en la alcaidía? -añadió el pobre viejo.

-Seguramente, siempre con la condición de que esta noche levantarás el castillo y mañana irás a Tarazona a entregarme las llaves -concluyó el rey en tono burlesco-.

Satisfecho el viejo por el pacto acordado -que sin duda el rey no se tomó en serio- anduvo hasta llegar a Trasmoz y como pudo subió hasta lo alto de la colina. Cuando el sol desapareció y el lugar empezó a estar dominado por las sombras, sacó entre sus harapos un viejo libro escrito en caracteres árabes y lleno de figuras y signos misteriosos y se puso a recitar letanías y conjuros de tal modo, que hizo aparecer a los espíritus del aire y el agua, de la tierra y el fuego, y obedeciendo sus órdenes, levantaron una magnífica fortaleza como no había otra igual en toda la zona.

Al amanecer del día siguiente, un soldado de la guardia del rey alertó de que, sobre la cumbre de Trasmoz, parecía distinguirse un poderoso castillo. El rey recordó al instante las palabras del pobre viejo y sin perder un segundo ordenó poner rumbo a Trasmoz. De camino, se topó con el viejo que iba camino de Tarazona y al llegar a su altura, sacó un paño mugroso y entregó al rey dos llaves de oro de labor exquisita, al mismo tiempo que reclamaba su parte del trato:

-Señor, yo he cumplido ya mi palabra, a vos toca cumplir la vuestra.

Supongo que al rey, no le quedó más remedio que hacer cumplimiento de su promesa.

TRASMOZ Y GUSTAVO ADOLFO BECKER

El poeta y escritor español Gustavo Adolfo Becker, dedicó en 1857 tres cartas  al castillo y al pueblo, en su colección “Desde mi celda”, que escribió durante el tiempo que estuvo viviendo en el Monasterio de Veruela aquejado de tuberculosis. Así, a partir de testimonios e influenciado por las leyendas del lugar, Becker relató la muerte de la Tía Casca, una mujer considerada la última bruja de Trasmoz, que fue arrojada por un barranco por los vecinos hartos de sus hechizos y males de ojo. Hoy, en este sitio, se pueden escuchar leyendas sobre su alma inquieta que perduran en las calles. Se dice que desde entonces, su espíritu vaga errante por el pueblo y los alrededores, ya que tal era su maldad, que ni el mismísimo diablo quiso aceptarla en el infierno.

Estos son  algunos extractos de las cartas de Becker donde podemos leer:

“Desde tiempo inmemorial es artículo de fe entre las gentes del Somontano que Trasmoz es la corte y punto de cita de las brujas más importantes de la comarca. Su castillo, como los tradicionales campos de Barahona y el valle famoso de Zugarramurdi, pertenece a la categoría de conventículo de primer orden y lugar clásico para las grandes fiestas nocturnas de las amazonas de escobón, los sapos con collareta y toda la abigarrada servidumbre del macho cabrío, su ídolo y jefe.”

“…Pregunté al pastor por el camino del pueblo (…) cuando el pastor, que me veía subir desde lejos, me dio una gran voz advirtiéndome que no tomara la senda de la tía Casca. (…) no pude menos de preguntarle con alguna insistencia por qué, aparte de las dificultades que ofrecía el ascenso, era tan peligroso subir a la cumbre por la senda que llamó de la tía Casca. Porque antes de terminar la senda -me dijo con el tono más natural del mundo- tendríais que costear el precipicio a que cayó la maldita bruja que le da su nombre, y en el cual se cuenta que anda penando el alma, que, después de dejar el cuerpo, ni Dios ni el diablo han querido para suya. ¡Ah, maldita bruja, muchas hicistes en vida, y ni aun muerta hemos logrado que nos dejes en paz; pero no haya cuidado, que a ti y a tu endiablada raza de hechiceras os hemos de aplastar una a una, como a víboras!”

“…La tía Casca era famosa en todos estos contornos, y me bastó distinguir sus greñas blancuzcas que se enredaban alrededor de su frente como culebras, sus formas extravagantes, su cuerpo encorvado y sus brazos disformes, que se destacaban angulosos y oscuros sobre el fondo del fuego del horizonte, para reconocer en ella a la bruja de Trasmoz…”

 

“Verdad es que, como ya creo haber dicho antes de ahora, hay aquí, en todo cuanto a uno le rodea, un no sé qué de agreste, misterioso y grande que impresiona profundamente el ánimo y lo predispone a creer en lo sobrenatural.”

Tengo que decir que me ha sorprendido gratamente el relato que Becker hace en sus cartas sobre las Brujas de Trasmoz, siendo muy entretenido e interesante por lo que animo a todo aquel que quiera leerlas a través del siguiente link (Cartas VI, VII y VIII):

https://www.cervantesvirtual.com/obra-visor/desde-mi-celda–0/html/feedc204-82b1-11df-acc7-002185ce6064_3.html

Trasmoz hoy sigue siendo un pequeño pueblo dominado por las ruinas de su castillo, cuya torre del homenaje, se ha rehabilitado como museo. Desde lo alto de la torre, podemos disfrutar del bello paisaje que nos ofrece el valle y la vista del Moncayo y en su interior, reconvertido  en el Museo castillo de Trasmoz se pueden ver restos y objetos arqueológicos encontrados en las excavaciones.  

Vista del Valle

Uno de los atractivos sin duda es pasear por sus calles llenas de leyendas y misterios y encontrarte con curiosidades del pueblo que no pasan desapercibidas; un altar en medio de la nada a la falda del castillo, el Museo de la Brujería improvisado en una rocambolesca casa cuya entrada parece la puerta del infierno, placas conmemorando a las brujas del año y hasta las papeleras del pueblo están adornadas con motivos de brujería. 

No podía faltar una representación de La Tía Casca en la falda del castillo cuyo aspecto, a buen seguro, al caer la noche, ha causado más de un sobresalto a algún visitante desprevenido.

Todos los años, el primer sábado de Julio, se celebra la Feria de la Brujería, una actividad organizada por el Excmo.  Ayuntamiento de Trasmoz, con la colaboración de la Asociación Cultural «EL EMBRUJO» y la Fundación CASTILLO de TRASMOZ. Además, el día de Todos los Santos -ahora llamada noche de Halloween- Trasmoz celebra la noche de las ánimas, una iniciativa de la Asociación Cultural el Embrujo que ha recuperado parte del ancestral ritual de esta noche mágica y misteriosa y cada 31 de octubre celebra “La luz de las ánimas” e invita a los lugareños y turistas a vivir una noche terrorífica y llena de misterios.

Así pues, no es de extrañar que miles de personas se acercan cada año a este rincón de la comarca del Tarazona para dejarse embaucar por las leyendas y las historias de misterio y superstición.