CASTILLOS CATAROS, la cruzada Albigense

CASTILLOS CATAROS, la cruzada Albigense

25 octubre, 2014 4 Por Juan Carlos

Uno de los atractivos turísticos del sur de Francia es hacer un recorrido por las ruinas de los antiguos castillos cátaros, magníficas fortalezas de construcción impecable y asombrosa, que coronan picos montañosos que parecen inaccesibles. Uno puede sorprenderse observando tan majestuosas construcciones y entender la grandeza de las mismas en su estado original, pero sin duda, la visita no será igual si de antemano conocemos su historia. Una historia marcada por la tragedia y la barbarie. Ríos de sangre bajaban por las colinas que sustentan estos castillos, tierras que se tiñeron de rojo a golpe de la espada que la iglesia mandó atravesar sobre aquellos a los que denominaba “herejes”. Estos lugares fueron tristes testigos de la cruzada contra los Cátaros, también conocida como Cruzada Albigense“, y dentro de sus muros uno puede sentir un estremecedor escalofrío, como si los muros hubiesen quedado contagiados para siempre del miedo, del horror, la rabia y el dolor de aquellos que fueron diezmados por una iglesia cuyas creencias ha impuesto y ha mantenido a lo largo de los años a golpe de espada y hoguera. Así pues, vamos a atravesar el mediodía Francés e introducirnos en la región de Languedoc, donde nos esperan algunas de las más impresionantes fortalezas cátaras, pero antes, es necesario hacer un repaso de lo que fue el País Cátaro, quienes eran los Cátaros y que fue la Cruzada Albigense.

EL PAÍS CÁTARO


La región del Languedoc francés se caracteriza por ser conocida como “Le Pays Cathareel país Cátaro, cuyo epicentro se situó entre Albigeois y Lauragais, pero cuyas ondas se difundieron hacia Minervois y las Corbieres, Razès y Quercorb, la montaña de Ariège y Plantaurel, el Tolosano y Agenais, hasta los confines de Périgord, Quercy y Rouergue. El país Cátaro confirma su unidad geográfica alrededor de una magnífica vía de paso, el valle del Aude, prolongado, en el oeste por el valle de Ariège y por el valle del Garona, un pasadizo enmarcado por la montaña de Alaric y la montaña Negra, abierto sobre las dos grandes llanuras del Bajo Languedoc y de Aquitania.

Mapa del antiguo país Cátaro.

Pueblos, ciudades, paisajes, fortalezas y abadías evocan los episodios de la cruzada contra los Albigenses. Aunque estos vestigios ya no son, en su mayoría, lo que fueron en los siglos XII y XIII, todavía conservan todo su poder de evocación y fascinación.

A principios del siglo XIII, toda esta zona que actualmente conocemos como el Languedoc no formaba oficialmente parte de Francia, era un principado gobernado por un puñado de familias nobles, siendo las principales la de los Condes de Toulouse y la casa de Trencavel.

La erudición era tenida en gran estima y hasta la nobleza era culta y literaria en un momento en que la mayoría de los nobles del norte ni siquiera eran capaces de escribir su nombre, pero esta fuerte erudición contrastaba con una evidente debilidad por la cual, la región no estaba preparada para el ataque que posteriormente se desencadenaría sobre ella.

Desde hacía algún tiempo, tanto la nobleza del norte de Europa como la iglesia Romana eran conscientes de la debilidad del Languedoc y ansiaban aprovecharse de ella.

Escudo con la Cruz Cátara

LA RELIGIÓN CÁTARA

El Languedoc practicaba una tolerancia religiosa civilizada en contraste con el fanatismo que caracterizaba a otras partes de Europa, y además, la iglesia de Roma no gozaba de mucha estima, debido a su notoria corrupción. Había iglesias, por ejemplo, en las que no se había dicho misa durante más de treinta años. Muchos sacerdotes se desinteresaban de sus feligreses y se dedicaban a administrar negocios o grandes fincas. Hubo un arzobispo en Narbona que jamás llegó a visitar su diócesis.

El catarismo es un Cristianismo dualista. Frente a una iglesia de Roma, según ellos desorientada y a la que llaman la iglesia de los lobos, los Cátaros pretendian encarnar la verdadera iglesia de Dios.

Para ellos había dos tipos de creaciones, la del bien, obra de Dios, y la del mal, de la nada, del mundo visible y del tiempo. Estas dos creaciones, estos dos principios confluyen en el hombre: su alma eterna está encerrada en esta prisión carnal que es el cuerpo. Y Cristo no vino a la tierra para redimir el pecado original sino para revelar a los hombres el camino de la liberación, que permitirá a las almas extraviadas por el principio del mal, acceder al reino de Dios.

Cruz discoidal en Fanjeaux

Este camino es el bautizo por el espíritu, el solo sacramento practicado por los cátaros llamado “Consolamentum“, el conferido por Jesús a los apóstoles. Los Cátaros tienen como única plegaria el Padre Nuestro. Rechazan la eucaristía y la cruz, para ellos símbolo de suplicio, tortura y muerte. Rechazan igualmente, el principio de libre árbitro, el hombre no puede escoger entre el bien y el mal. Todas las almas creadas son llamadas a conocer, un día, la salvación eterna. No aceptan pues, la idea de un juicio final ni de un infierno eterno.

No sólo rechazaban el símbolo de la cruz, sino que para ellos era un emblema del Rex Mundi, rey del mundo material, la antítesis misma del verdadero principio redentor. Jesús, si era mortal, había sido un profeta del AMOR y cuando este amor era pervertido se convertía en su inverso, ROMA, cuya Iglesia opulenta y lujosa era, a juicio de los cátaros, la encarnación y manifestación palpables en la tierra de la soberanía del Rex Mundi.

Detalle del fresco del Juicio Final, catedral Sainte-Cécile, Albi.

Para ganar la “patria celeste” un alma debe ser pura, liberada del mal mediante el bautismo. Si no lo ha sido, o no de manera suficiente, se reencarnará en una nueva “túnica de piel” un nuevo cuerpo. Para los Cátaros, los pecados reales son los que afectan al alma, los que Cristo condenó en el Sermón de la Montaña; asesinato, adulterio, robo, juramento y blasfemia.

A los Cátaros se les denominaba “los puros” o “perfectos” y los obispos Cátaros son los perfectos entre los perfectos. Estos obispos ya han recibido el bautismo Cátaro, el Consolamentum“, convirtiéndose así en clérigos de la iglesia Cátara y podrán, en su momento, impartir dicho bautismo. Al contrario que en la iglesia de Roma, las mujeres también pueden convertirse en “Perfectas”.

Ritual del bautismo Cátaro – Consolamentum

Los creyentes asisten a las prédicas de los perfectos, a quienes muestran signos de respeto practicando el Melhorament“, se inclinan tres veces hasta el suelo rogándoles una bendición. Otro rito Cátaro es el Aparelhament“, confesión pública a la que se somete una comunidad Cátara. El Baiser de Paixconcluye las ceremonias. Este beso se da entre perfectos y creyentes y marca el espíritu común de la asamblea.

De esta religión que menosprecia el mundo terrenal, solo quedan, pocos vestigios materiales, no hay iglesias, ni estatuas, ni frescos, ni objetos litúrgicos. La Cruzada Albigense no solo aniquiló a los “herejes” sino que borró de la faz de la tierra, casi por completo, cualquier vestigio de simbología Cátara. Sólo algunos símbolos, difíciles de interpretar, puntean el espacio en el que se arraigó, antes de ser hostigada y perseguida.

Página de un ritual Cátaro escrito en Occitán

LA CRUZADA ALBIGENSE

La persecución por parte de la iglesia de Roma contra aquellos que hacen llamar “herejes” por no compartir sus creencias religiosas es bien conocida por todos. Ya en el siglo IV el arrianismo fue combatido por Constantino.

Se dice, aunque no está del todo claro, que el catarismo procede de los Bogomilos. A inicios del siglo XII, cuando Alexis I persigue a los Bogomilos en Constantinopla, la herejía empieza a retomar su vigor en Europa Occidental. Se levantaron hogueras en Colonia (1143) y en Liège (1144). En 1163 cinco herejes son quemados en Colinia donde Eckbert de Schönau, canónigo de la catedral escribe; “estos herejes no dudan en denominarse Katharos” es decir Puros.

Pero es en el Languedoc donde el catarismo penetra mejor en el tejido social, la burguesía aprecia, en el catarismo, su reconocimiento, como valor, del trabajo y la aceptación del principio del interés en el préstamo de dinero. Pero en Languedoc el catarismo es apoyado también por la nobleza.

En el catarismo la mujer encuentra su lugar y su papel. Los Cátaros no reclaman dinero a los señores, toda vez que les animan a no dar diezmos a la iglesia, cuyo principio, en estas tierras, nunca ha sido aceptado. El catarismo gana la adhesión del pueblo, que aprecia la sencillez de sus clérigos, admira su vida ejemplar y comprende sus prédicas en lengua vulgar.

La paloma de Jean-Luc Séverac, Minerve

Frente a la “herejía”, la iglesia católica reacciona mediante concilios y predicaciones. En 1022, el concilio de Orleans, seis concilios entre 1028 y 1080. El concilio de Tolosa de 1119 condena a Pedro de Bruis. En 1148, el concilio de Reims tacha de anatemas los herejes y condena a Enrique de Laussana a cadena perpetua. En 1163, el concilio de Tours ordena a los príncipes tratar con mano dura a los Cátaros, encarcelándoles y confiscando sus bienes. En el mismo año, Hildegarda de Bingen, en Colonia, hace un discurso premonitorio; “los príncipes y demás van a abalanzarse contra los herejes y les matarán como lobos furiosos…”.

En 1165 en Lombers, cerca de Albi, en un coloquio en el que asiste Raimundo Trencavel y la condesa de Tolosa, enfrenta a los Cátaros, llamados desde entonces Albigenses, a una asamblea de prelados dirigidos por el obispo de Lodève, quien concluye el debate declarando; “concluyo que aquellos llamados Buenos Hombres son herejes…”.

El concilio de Letrán decide, en 1179, recurrir al brazo secular, marcando así el inicio de la represión en tierras occitanas. No obstante durante los siguientes 20 años, las disputas doctrinales parecen apaciguarse.

Pero todo cambiará radicalmente con la elección, en 1198, del Papa Inocencio III, quien marcará un comienzo de lucha sistemática contra el catarismo. Manda legados en Languedoc y firma el decreto de Viterbe, en 1199, que ratifica jurídicamente el principio del despojo de los bienes de los instigadores de la herejía.

El Papa Inocencio III.

Inocencio III refuerza, entonces, la defensa de Cîteaux y nombra en la cabeza de la legión, a Arnaud Amalric, abad de Cîteaux e invita por dos veces, en 1204 y en 1205, a Felipe Augusto a intervenir en el Mediodía francés, cosa que hizo en vano.

En 1206, seiscientos Cátaros participan en un concilio en Mirepoix y piden a Raimundo de Péreille que ponga en defensa el castillo de Montsegur. En 1207, las relaciones entre Inocencio III y Raimundo VI se deterioran y e Inocencio III le pide de nuevo al rey de Francia, sin éxito, que intervenga.

Felipe II Augusto – Rey de Francia.

Pero la excusa que necesita Inocencio III para hacer intervenir al rey, contra los Cátaros le llegará muy pronto. En Enero de 1208 el conde de Tolosa convoca a Pedro de Castelnau, en Saint-Gilles, cerca del Ródano, para reconciliarse con la Iglesia. La reunión es un fracaso y el 14 de Enero, cuando Pedro de Castellnau se apresura a cruzar el Ródano, cerca de Arles, el legado es asesinado. Raimundo VI es sospechoso de haber instigado este crimen e Inocencio III convoca entonces la cruzada contra los Cátaros, la única cruzada jamás combatida en tierras católicas, cumpliéndose así la terrible profecía de Dominique…“dónde no sirva la bendición, servirá el garrote…”.

Representación de la batalla de Muret.

Arnau Almaric, abad de Cîteaux, es el encargado de formar el ejército de los cruzados. La mayor parte del ejército sale de Lyon el 24 de Junio de 1209 y sigue el valle del Ródano. El ejército caerá como una tromba sobre el Languedoc. Todo el territorio sería devastado, ciudades y pueblos fueron arrasados y todo ser vivo fue pasado a cuchillo. El exterminio fue tan grande, que bien podría considerarse como el primer caso de genocidio en la historia moderna de Europa.

Se formaron dos ejércitos más, uno conducido por el arzobispo de Burdeos y el conde de Auvergne, recorre Quercy y Agenais y saquea Tonneins. Otro, guiado por el obispo de Puy, se une al anterior en Casseneuil, donde se quema la primera hoguera de la cruzada.

El 21 de Julio de 1209 Arnau Amalric y sus cruzados llegan a Béziers. Sus habitantes rechazan rendirse y entregar a los Cátaros. La ciudad es saqueada y fueron masacradas cerca de 20.000 personas entre hombres, mujeres y niños. Para que nos hagamos una idea de como se llevó a cabo tan brutal barbarie, se cuenta que a las puertas de Béziers un oficial le preguntó a Arnaud Amalric que como distinguirían quienes eran herejes y quienes no, este le espetó la siguiente respuesta: “Matadles a todos, Dios reconocerá a los suyos”.

Vista de la Catedral de Saint-Nazaire – Béziers

Tras el saqueo de Béziers la hueste cabalga hacia Carcassone, donde Trencavel se ha retirado, llegando a sus murallas a principios de Agosto. Despues de una tentativa infructuosa de mediación entre su soberano, Pedro II de Aragón, Trencavel es hecho prisionero y es encerrado en una mazmorra donde más tarde morirá de disentería el 10 de Noviembre de 1209. Carcassone es atacada y Arnau Amalric entrega la ciudad, a un señor de la cruzada llamado Simón de Montfort, al que se le encarga someter las tierras que acaba de recibir.

Así pues, en otoño de 1209 Montfort se dirige a Alzonne, Montréal, Fanjeaux, Limoux, Preixam donde firma un acuerdo de paz con el conde de Foix, Castres donde los Cátaros mueren en la hoguera. Montfort ocupa entonces Mirepoix y Pamiers, antes de presentarse en Lombers y Albi.

Catedral de Santa Cecilia – Albi.

Se inicia una revuelta que crece en las tierras conquistadas. Castres y Lombers se sublevan. Montfort pierde numerosas plazas y debe esperar hasta Marzo de 1210, en Pézenas, la llegada de refuerzos. A los defensores de Bram, que habían osado resistirse les inflige un castigo ejemplar. Ordena mutilar un centenar de prisioneros, ojos arrancados, nariz, orejas y labio superior cortados, y ser conducidos, por el que solo había quedado tuerto, hasta las fortalezas de Cabaret. Cabaret bien protegida no se rinde y Monfort se dirige a Minerve, donde Guillermo de Minerve se rinde y el 22 de Julio de 1210. 140 Cátaros prefieren la hoguera a la abjuración.

Castillo de Lastours en Cabaret

Otras fortalezas caen, en agosto la ciudadela de Termes es asediada y Raimundo de Termes es capturado y encarcelado en Carcassone, donde morirá en 1213. El siguiente en someterse al jefe cruzado es el castillo de Puivert. Los señores meridionales pierden así, uno a uno, títulos y tierras, quedando reducidos a señores desposeídos, los llamados “faidits”.

Ya en 1211, en Marzo, Simón de Monfort, se apodera sin combatir de los castillos de Cabaret, falta ahora someter Lavaur. Después de un mes de sitio la ciudad es embestida. Ochenta caballeros son colgados y 400 Cátaros son quemados en la que fue la hoguera más grande de la cruzada. Doña Guiraude, la castellana de Lavaur, es tirada a un pozo y sepultada con piedras. Unos días más tarde, Puylaurens es ocupada y unos sesenta Cátaros son quemados en la villa de Les Cassés.

Catedral de Saint-Alain – Lavaur

Cerca del verano los cruzados parten hacia Rouergue y Albigeois. Rabastens, Gaillac, Puycelci y Saint-Antonin les abren las puertas. El 17 de junio de 1211, Montfort asedia Tolosa por primera vez, pero fracasa. Pasa la Navidad en Castres, antes de la campaña de 1212.

Cahuzac, Gaillac, Rabastens y Montégut caen en marzo de 1212. En abril y mayo, es turno de Hautpoul, Puylaurens, Saint-Marcel, Laguépie y Saint-Antonin. Durante el verano, los cruzados se hacen también con Penne-d´Agenais y Biron, en Périgord. La toma de Moissac, en Quercy, se produce entonces. Después de una expedición en Ariégois, Couserans y Comminges, Montfort instala sus cuarteles de invierno en Pamiers.

Raimundo VI parte a Aragón para pedir ayuda a Pedro II, su cuñado. Este convence al Papa para que interrumpa la cruzada, pero en Enero de 1213, en el concilio de Lavaur, el bando de los halcones bloquea el proceso de paz. Pedro II extiende pues su protección sobre el norte de los Pirineos, el condado de Tolosa, Comminges, Foix hasta el vizcondado de Béarn, constituyendo así una arco defensivo mediterráneo, que abarca desde el Ebro hasta más allá del Ródano. Las tropas de Pedro II se unen a las de sus vasallos delante de Muret, ocupado por los cruzados. El 2 de Septiembre de 1213 los dos bandos se enfrentan en una batalla en la que los Occitanos gozan de una gran superioridad, sin embargo, durante el combate, Pedro II muere. Es el hundimiento de los Occitanos. Raimundo VI se refugia pues, en Inglaterra.

Foix – Castillo condal.

En la primavera de 1215 el príncipe Luis, hijo de Felipe Augusto, viene en peregrinaje al Mediodía Francés. Con Montfort entra en Tolosa y ordena destruir sus defensas. En el concilio de Letrán en Noviembre de 1215, Raimundo VI es desposeído de sus derechos en beneficio de Montfort, convirtiéndose así en el nuevo conde de Tolosa. Los bienes de los herejes son confiscados y su ciudadanía anulada, siendo declarados no aptos para cargos públicos.

En Enero de 1216 el retorno de los Raimundos, padre e hijo, que desembarcan en Marsella hace nacer en toda la Provenza, un sentimiento de esperanza y reanima el patriotismo Occitano. “Raimuncillo” recupera Beaucaire y Simon de Montfort desciende de París con intención de recuperarlo, pero fracasa. Además recibe la noticia de la muerte del Papa Inocencio III. No es la única mala noticia que recibe, pues tiene que abandonar el asedio a Beaucaire ya que otro peligro más grave le acecha, Tolosa se ha sublevado durante su ausencia. Reprime los conflictos con extrema severidad.

Ya en Marzo de 1217, Montfort asedia Montgaillard y ocupa el castillo de Foix. En Mayo establece el orden en las Corbieres y recibe la sumisión de Guillermo de Peyrepertuse, partiendo después a guerrear en el Valle de Ródano.

Los señores del Mediodía Francés, Raimundo VI de Tolosa, Roger Bernardo de Foix y Bernardo de Comminges se reúnen en Saint-Lizier en Septiembre, acordando unir sus fuerzas contra los franceses. Raimundo VI entra a Tolosa por el vado de Bazacle, el 13 de Septiembre de 1217 aclamado por los tolosanos. Reconstruye la defensa de la ciudad y confirma el consulado que Montfort había intentado abolir. Este último llega a toda prisa al campo cruzado a principios de Octubre y comenzará pues, el segundo sitio a Tolosa, que durará diez meses.

Mapa del sitio a Tolosa.

A finales de Mayo de 1218, Raimundo VI designa a su hijo como heredero, Raimundo el joven. Los ataques son mortíferos, pero la ciudad resiste. Montfort ha jurado retomar Tolosa o morir bajo sus murallas. La batalla causa estragos y el 25 de Junio de 1218, Guy de Montfort hermano de Simón, es alcanzado por el cuadrillo de una ballesta. Simón acude a su lado y un pedrero situado en lo alto de las murallas, alimentado por un grupo de mujeres, cae sobre Simón de Montfort que con el cráneo desmenuzado se desploma. Un cántico se eleva en Tolosa: “Montfort es mort. Viva Tolosa gloriosa et poderosa. Tornan lo paratge et l´onor” Amaury, hijo de Montfort, se convierte a los veinte años en el nuevo jefe de la cruzada.

Basilica de Saint-Sernin – Tolouse

Después de estos acontecimientos, Simón es enterrado en Carcassone y su hijo Amaury levanta el sitio a Tolosa el 25 de Julio de 1218.

En el campo Occitano se confirma la autoridad de Raimundo el Joven . El conde de Comminges, Bernardo IV, derrota a los cruzados en Meilhan. Raimundo VI restablece su poder sobre Agenais, Quercy, Rouergue y el bajo Languedoc. A inicios de 1219, en Baziége, en una batalla feroz, los meridionales vencen a los franceses.

El príncipe Luis se une con Amaury de Montfort el 3 de Junio de 1219 en Marmande, ciudad que es incendiada, saqueada y todos sus habitantes son masacrados.

En Enero de 1224, el armisticio de Carcassone confirma la derrota de los Mortfort. Amaury de Montfort trae a Francia el cuerpo de su padre envuelto en una piel de buey, temeroso de que su sepulcro en la catedral San Nazario sea profanado.

La Cité – Carcasonne.

En Agosto de 1224, se reúnen en Motpelier para negociar y acercar posturas Arnau Amalric, Raimundo VII, Trencavel y el conde de Foix, pero la falta de acuerdos hará que Raimundo VII sea desposeido y excomulgado.

En 1226, el príncipe Luis que ha sucedido a su padre bajo el nombre de Luis VIII toma el mando de la cruzada y se adentra en el valle del Ródano. Avignón le opone una resistencia feroz y solo capitula después de un largo sitio. Después de la rendición de Avignón, las ciudades del Mediodía Francés se entregan al anuncio de la llegada de las tropas de Luis VIII.

Luis VIII muere en Montpelier el 8 de noviembre de 1226 a los 39 años. Su hijo solo tiene seis años, pero enseguida es proclamado rey en Reims bajo el nombre de Luis IX, aunque será su madre, Blanca de Castilla, quien tomara la regencia del reino.

Blanca de Castilla.

En el Languedoc, todavía se incuban núcleos de resistencia como en Limoux, donde el Conde de Foix y Trencavel se han refugiado. Durante el verano de 1227, el ejército real, conducido por Imbert de Beaujeu masacra a los habitantes de Labécède. En Castelsarrasin, en Mayo de 1228, Raimundo VII consigue una clara victoria sobre las tropas reales.

Ya en 1233, Gregorio IX confía la inquisición , hasta ahora a cargo de los obispos, a los Hermanos Predicadores. Los excesos de estos tribunales le valen la oposición firme y declarada de Raimundo VII y la hostilidad de los habitantes de Albi, Narbona, Cordes o incluso Tolosa. Perseguidos los herejes se refugian en Puylaurens, Peyrepertuse, Quéribus y también en Montsegur, que en 1232 Guilhabert de Castres ha convertido, ante el aumento del peligro, con la ayuda de Raimundo de Péreille y Pedro Roger de Mirepoix, en la cabeza y sede de la Iglesia Cátara.

Catedral de Saint-Just – Narbona.

El ejército real, conducido por Jean de Beaumont, toma algunas plazas como La-ro-que-de-Fa, defendida por Olivier de Termes, y Peyrepertuse capitula después de tres días de sitio, el 16 de noviembre de 1240. En la noche del 28 al 29 de mayo de 1242, en Avignonet, el inquisidor Guillermo Arnaud y once dominicos y franciscanos son asesinados a golpes de hacha, por un comando de unos treinta hombres procedentes de Montsegur y conducidos por Raimundo de Alfaro, yerno de Raimundo VI. Raimundo VII es excomulgado y se somete a Luis IX y la coalición, a la que participa activamente, se viene abajo después de la batalla de Tallerbourg.

Luis IX.

En 1243 el concilio de Béziers decide la suerte de Montsegur, “hay que cortar la cabeza del dragón”.

En Montsegur se refugian más de quinientas personas, agrupadas en la cima del Pog, y bien decididas a soportar el largo sitio que se prepara. Durará diez interminables meses. Dirigido por el senescal de Carcassone Hugo des Arcis que conduce un ejército de 1500 hombres. El monte seguro resiste, pero después de que, poco antes de Navidad, un pequeño grupo de vascos escale de noche, el Roque de Tour y tomen posición sobre él, los asediadores podrán instalar ahí sus catapultas. A partir de entonces, la situación de los asediados se vuelve insostenible y, el 2 de marzo de 1244, Montsegur capitula. No obstante, antes de entregarse, los cátaros piden una tregua de 15 días que les es concedida. Nadie sabe muy bien que paso en el interior de la fortaleza durante esta tregua, pero finalmente, el 16 de marzo de 1244, los Cátaros que rechazan renegar de su fe son condenados y más de 200 Cátaros son quemados vivos en la hoguera, al pié del Pog, en lo que hoy se conoce como el Prat dels Cremats (prado de los quemados).

Después de la caída de Montsegur, los Cátaros se exilian a Lombardía, Cataluña o pasan a la clandestinidad. Quedan las Fenolledes, donde resisten dos fortalezas, pero Puylaurens acaba rindiéndose y Quéribus entrega las armas en 1255. Cuando Jeanne y Alfonso de Poitiers mueren sin descendencia en 1271, todo el Languedoc entra, de pleno derecho, en el reino de Francia.

Representación de la quema del último hereje.

En 1321, un delator Arnaud Sicre, identifica en Morella a Guillermo Bélibaste, el último perfecto conocido, que es capturado y condenado a la hoguera en 1321, en Villerouge-Termenés. Muere así, el ultimo Cátaro.

 

CARCASSONNE

Habitada desde el siglo VI antes de Cristo, Carcassonne fuE una ciudad Romana fortificada en el Bajo Imperio, antes de convertirse en una ciudad medieval. Es testigo de 1000 años de arquitectura militar y 2500 años de historia.

Fue en el siglo III a. c. cuando los Volscos tectosagos habitaron la colina del actual casco antiguo, el oppidum de Carcaso. Ante la amenaza Bárbara en el siglo III, la ciudad se rodeó de murallas, contando con unas treinta torres. En el siglo V los Visigodos allí se instalaron. En el siglo VIII los Sarracenos se apoderaron de ella para ser expulsados por Pipino el Breve. En el siglo XI Bernardo Aton Trencavel fué nombrado vizconde de Béziers y Carcassonne y fué el que mandó construir el castillo condal al extremo oeste de las murallas.

Luis IX reforzó las fortificaciones de la ciudad y autorizó la instalación de una bastida en la orilla izquierda del rio Aude. Felipe el Atrevido y Felipe el Hermoso fueron los que construyeron la muralla exterior. En el siglo XIX Prosper Mérimée, Cros-Mayrevieille y Violet -le-Duc fueron los promotores de su restauración.

Hoy en día la visita a Carcassonne es la más clara muestra de cómo era una ciudad medieval en su apogeo. Podemos pasear por sus estrechas calles atestadas de tiendas y restaurantes. La ciudad ofrece una visita rica y variada incluyendo el castillo condal, murallas, cadalsos, sala de proyecciones y museo lapidario.

CASTILLO DE QUERIBUS

Queribus es mencionado por primera vez en 1020, en el testamento de Bernard Taillefer, conde de Besalù. En 1111, el conde de Besalù queda bajo el dominio del conde de Barcelona. Este último se convierte en Rey de Aragón en el año 1162, ocupando por aquel entonces Queribus el norte de Aragón.

Durante la cruzada contra los Albigenses, Queribus alberga religiosos Cátros. Benôit de Termes, diacro del Razès, se refugia y muere en este castillo en 1241.

Queribus es el último bastión en caer en manos de los franceses en 1255 y el caballero Chabert de Babaria fue su último ocupante.

A finales del siglo XIII y en el siglo XIV, fue reconstruido íntegramente por los reyes de Francia y pierde su interés estratégico en 1659 cuando se firma el Tratado de los Pirineos y el Rosellón fue anexionado a Francia.

Queribus está construido sobre un pico rocoso a 728 metros de altitud. Tres recintos superpuestos prolongan el pico rocoso. Desde las finas saeteras que utilizaban los ballesteros hasta las troneras para las armas de fuego, quedan representados cuatro siglos de evolución arquitectónica. Varios sistemas de defensa de las puertas están presentes como rastrillos y trampas. Los puntos vulnerables están dotados de vigilancia como caminos de ronda o casernas. Quince o veinte hombres eran suficientes para defender el castillo.

Aún se conservan algunos elementos de la vida cotidiana, cisternas, viviendas, chimeneas o saladeros. En el punto culminante del tercer recinto, la torre maestra poligonal domina el conjunto. En su interior, una sala gótica de dos niveles está iluminada por una imponente ventana. El techo abovedado se apoya sobre una columna central. Las nervaduras de las cuatro ojivas se apoyan sobre pilares de tipo piramidal.

En el exterior de la torre maestra, sobre las ventanas góticas, la existencia de antiguas troneras y el pequeño aparejo de la muralla, parece indicar la antigüedad de esta parte, probablemente contemporánea o anterior al siglo XII.

Queribus es el testimonio de los acontecimientos dramáticos que marcaron la historia de la región.

CASTILLO DE PEYREPERTUSE

Es, personalmente, la fortaleza más impresionante por su ubicación sobre una auténtica pared rocosa y por su grandeza.

Desde principios del siglo I a. c. fue ocupado en la época Romana el sitio de Peyrepertuse. La primera mención del castillo la encontramos en 1070 cuando Pérapertusès estaba en la esfera de influencia de los condes catalanes de Besalù. Pasado luego bajo el dominio de los condes de Barcelona en 1111, el castillo se vuelve un feudo del vizcondado de Narbonne.

En 1224, durante la cruzada contra los Albigenses se excomulga a Guillermo de Peyrepertuse por negarse a someterse, pero tras el fracaso del sitio de Carcassonne se somete y el castillo pasa a ser posesión francesa en noviembre de 1240.

Dos años más tarde, San Luis manda realizar la escalera que hoy en día lleva su nombre. Hacia 1250 – 1251 se construye el torreón de Sant Jordi y también se reforman el viejo Torreón así como la iglesia de Santa María, que ya existía.

Con el tratado de Corbeil (1258) Peyrepertuse es una de las fortalezas reales francesas más avanzadas en la frontera del reino de Aragón. Durante la guerra entre Felipe el Intrépido y los Catalanes, en 1285, el castillo es residencia forzada de notables de Perpignam.

Entre 1367 y 1368 Carlos V, rey de Francia, permite a Enrique de Trastamara, pretendiente al trono de Castilla, refugiarse en el castillo tras la derrota de Navarette. En el año 1542 Peyrepertuse está en pié de guerra. Juan de Graves, soberano de Serignam, se apodera de él, siendo más tarde apresado y ejecutado con cuatro cómplices.

Desclasificado como plaza fronteriza por el tratado de los Pirineos (1659) se abandona a principios de la Revolución y es vendido como Bienes Nacionales en 1820. En 1950 se empiezan las primeras campañas de consolidación del monumento.

Peyrepertuse se alza sobre una cresta caliza a unos 800 metros por encima del monte bajo y las viñas. Desde lo alto, mirando hacia el sur-este (foto de la derecha) podemos observar la silueta del castillo de Queribus. El monumento se compone de tres partes, el recinto bajo y su torreón, el recinto mediano y el torreón de San Jordi. Una muralla de 120 metros de longitud, de forma triangular, protege por el lado norte el recinto bajo. El lado sur lo protege el acantilado.

El torreón viejo se compone de la iglesia de Santa María y una vivienda. La iglesia es un edificio románico cuyo ábside abovedado tiene forma de cascarón. Cuatro cisternas alimentaban al castillo. Se llega al torreón de Sant Jordi por la escalera de San Luis, tallada en la ladera norte del peñón. Entre las habitaciones del torreón se encuentra la capilla de Sant Jordi.

CASTILLO DE PUILAURENS

La presencia humana cerca de Puilaurens es atestiguada al fin del paleolítico, en el Magdaleniense superior, hace unos 12000 años. Los prehistoriadores identificaron vestigios arqueológicos de este período en la gruta que domina el río Boulzane.

El “Mont Ardu” antiguo nombre de la montaña donde se erige el castillo de Puilaurens, es mencionado por primera vez en el año 958, en una carta según la cual Lothaire concede a la Abadía St-Michel-de-Cuxa el prebostazgo de Puilaurens, compuesto del valle del río Boulzane, o valle de “Sainte-Croix”.

El primer castellano de Puilaurens que podemos identificar sin duda, Pierre Catala, figura como testigo en una escritura de Guillaume de Peyrepertuse en el año 1217. En 1229, Guillaume de Peyrepertuse gobierna Puilaurens. En 1242, el castillo es llevado por Roger Catala, probable hijo de Pierre.

Solo se explica la presencia Cátara en Puilaurens por la función de refugio de la fortaleza. En 1241, el diácono de Fenouillèdes, Pierre Paraire, residió en este lugar y en los años 1245-1246 algunos Cátaros fueron alojados allí.

No se sabe con exactitud cuando el castillo pasó bajo la autoridad real, pero la anexión parece haberse llevado a cabo hacia 1250. En una carta de Agosto de 1255, Saint-Luis manda al senescal de Carcassonne que fortifique el castillo. En el acuerdo de Corbeil en 1258, el castillo ocupa el primer puesto entre las fortalezas que defienden la frontera frente a Aragón. En 1259, Puilaurens es ocupado por una guarnición, cuyo castellano es Odon de Montreuil, con un capellán y 25 sargentos.

El castillo ha sido restaurado en varias ocasiones, hacia 1263 y durante el reinado de Philippe la Hardi (1270-1285). En su actual estado, el castillo data principalmente del principio del período real en Languedoc y pues, no es anterior al siglo XVIII. Hasta el tratado de los Pirineos (1659) Puilaurens tuvo que luchar contra varias incursiones españolas. Después del tratado, Puilaurens fue rebajado y ocupado sólo por una escasa guarnición de “mortes-payes” (veteranos).

El castillo se ubica a 700 metros de altitud y presenta un amplio repertorio de arquitectura militar. La torre del homenaje es la construcción más alta del castillo, pero no la más antigua, aunque está situada sobre una construcción primitiva, anterior a la cruzada contra los Albigenses.

La parte más antigua del castillo es la zona de paso que nos conduce hacia la Torre de la “Dame Blanche”, probablemente anterior al siglo XIII.

La Torre de la Dame Blanche, así llamada en memoria de Blanche de Bourbon, sobrina de Philippe Le Bel, que descansó en el castillo durante un viaje.

CASTILLO DE PUIVERT

El castillo de Puivert data del siglo XIV, de cuando pertenecía a los Bruyères. En el siglo XII un castillo primitivo ocupaba esta pequeña colina de Quercorb. En 1170 se celebró allí una reunión de trovadores y, durante el verano de 1185, Trencavel y Loba, dama de Cabaret, se conocieron durante las fiestas. La tradición cortesa se perpetuó, como lo demuestran, en la sala de los músicos, ocho pijantes que representan a artistas tocando instrumentos de la época.

En noviembre de 1210, Montfort asedió el castillo, que pertenecía entonces a los Congost, una familia herética. Los Congost participaron a la masacre de los inquisidores en Avignonet, en 1242 y defendieron Montsegur en 1244. Puivert se rindió después de un sitio de tres días. Cuenta la leyenda que, en 1279, una princesa aragonesa, Doña Blanca, había ordenado rebajar el nivel del agua del lago que había al pie del castillo para hacer accesibles sus orillas. La riada se llevó a la princesa y sepultó Mirepoix y Chalabre.

En el lado este, una torre-puerta da acceso al corral dominado, desde sus 32 metros de altitud, por la torre del homenaje. Sobre el arco de la entrada los Bruyères grabaron su escudo de armas, un león trepando con la cola hendida y anudada. La capilla, en el tercer piso de la torre, debajo de la sala de los músicos, está abovedada con un cruzado de ojivas.

La clave de la bóveda está esculpida con una virgen y con San Miguel derribando el dragón. Las seis nervaduras reposan sobre pinjantes donde extraños personajes blandecen filacterias. En la parte inferior de la torre se encuentra la sala de la guardia, donde se puede ver mobiliario, objetos y armas de la época

CASTILLO DE MONTSEGUR

Pocas son las ruinas que hoy quedan de Montsegur, el que fuera en su día sede central del catarismo y ciudadela de refugio para estos. Subir a Montsegur es mucho mas que subir a observar unas ruinas, pues, este enclave, es un lugar especial por su significado en el desenlace de la cruzada albigense y su destino final. Hoy en día es un lugar de culto. También es un lugar con un gran poder esotérico, pues hay quien ve en su construcción parte de una geometría sagrada y además, se dice que Montsegur, escondía el tesoro sagrado Cátaro. Este tesoro se trataría según algunos del mismísimo Santo Grial y según otros de un objeto de culto sagrado para los Cátaros que, si existió realmente, entre los muros de este enclave se le perdió la pista. Hitler en su obsesión por hacerse con objetos de gran poder esotérico y de culto, envió a las SS encabezadas por Otto Rahm a realizar excavaciones en Montsegur en busca del tesoro Cátaro.

El enclave que culmina a 1208 metros de altitud y domina el Pays d´Olmes, se cita desde el siglo XII como propiedad de la familia Péreille. A comienzos del siglo XIII, la comunidad Cátara de Languedoc pide a Raimond de Péreille rehabilitar el castillo y preparar para la defensa todo el conjunto del peñón rocoso (en Occitano el Pog).

En consecuencia, Montsegur se convierte en la sede de la iglesia Cátara y refugio de los proscritos (faidits), aquellos señores que habían sido desposeídos de sus tierras por la cruzada. De esta forma, el castillo que sirve de defensa, queda adosado un castrum, pueblo Cátaro colgado en la falda del Pog. Al menos 600 personas vivían entonces en el enclave.

En mayo de 1243 da comienzo el asedio a Montsegur bajo el mando de Hugues des Arcy. El sitio durará 10 meses bajo un invierno especialmente duro. El 1 de Marzo de 1244 fracasa un intento de salida de los asediados y el 2 de Marzo tiene lugar la rendición. Se acuerda una tregua de 15 días al cabo de la cual, los Cátaros tendrán que elegir entre abjurar de su fe o morir en la hoguera. Se dice que durante esta tregua cuatro hombres consiguieron escapar de Montsegur, descolgándose por la pared norte, la más escarpada, portando el tesoro Cátaro y escondiéndolo en un lugar seguro.

El 16 de Marzo de 1244, a pie de la montaña, más de 200 Cátaros son quemados vivos a pie de la montaña, en el Prat dels Cremats (pradera de los quemados).

Hacia finales del siglo XIII y hasta el XV, el castillo se convirtió en fortaleza real perteneciente a la familia Lévis. Abandonado a partir del siglo XVI, conocerá un largo período de olvido que no se verá interrumpido hasta finales del XIX.

Articulo desarrollado por Juan Carlos Pasalodos Pérez

 

Fotografias de los castillos: Juan Carlos Pasalodos Pérez

 

Información y textos extraidos de la publicación País Cátaro, ediciones MSM (1992 – 2004), texto de Michèle Aué, traducción Yolande Renedo.

 

Más Información y fotos:

 

www.chateau.peyrepertuse@wanadoo.fr

 

www.pays.axat.org

 

www.montsegur.fr

 

www.payscathare-blog.org

 

www.catarismo.com/wordpress/?p=408

 

www.loscataros.com/